Cuando de repente aparece el tumulto de gente, que se apiña, que se arremolina, que grita, aparece eso que llamamos miedo, el miedo verdadero, el temor a lo inesperado, el desorden y la incertidumbre eso es el verdadero miedo.
En la antiguedad esto se producía con frecuencia en distintos lugares del planeta, era algo normal, y tras ello venia la calma, un sosiego y un montón de fuerzas poniendo orden a base de derramar sangre.
Hoy hemos logrado en muchos lugares del mundo, no llegar a estos extremos para calmar a la gente, y es la fuerza del dialogo.
Pero en muchos lugares sigue sucediendo lo mismo, ¿Interesa aún que esto suceda?, sabemos como no sucede y evitarlo, y no hacemos nada, ¿Que es lo que falla? ¿Intereses miserables? ¿Formación que no llega? ¿O somos malos por naturaleza? y como todas esas pamplinas que el origen no hay que perderlo, queremos conservar parte de la humanidad que siga embrutecida, para así disfrutar de lo que llaman diversidad, o quizás egoísmo y nada más.
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martes, 21 de abril de 2015
lunes, 20 de abril de 2015
En un mundo convulso
Un mundo convulso
Donde todo se relatibiza, pero todo se materializa en poder y dinero, donde los valores que antes se tenían en cuenta murieron. Seguimos aferrados a la historia de nuestros abuelos, no avanzamos, por no comprender que todo en realidad a cambiado, que el mundo no es igual, y que las emociones son tan superficiales que nos hacen vulnerables ante los poderosos,
Un mundo donde la inercia del poder puede con la flor más hermosa, la pisotea sin piedad, pues piensa que estorba para conseguir un mundo mejor, un mundo lleno de ostentación y lujo al que solo tiene acceso aquellos que tiene capitales brillantes llenos de posibilidades y lujos, donde pisar la vida no importa, si se consigue disfrutar como verdaderos dioses, de algo tan superficial como es el lujo y el poder de estar por encima de los demás; el egoísmo a llegado a su culminación, y el peligro que corre este mundo, es no conocer, lo hermoso que es amarse y sacar lo mejor que tiene el ser humano, sencillamente darse al otro en cuerpo y alma, pues ese es el verdadero valor y riqueza que podemos disfrutar en esta vida.
Y es que las personas, han aprendido a odiarse, y no a quererse, sencillamente por ser tan superficiales, tan animales, donde al final solo satisfacen, vista, oído, tacto, pero no mente y cuerpo.
Muchos pensaran que su mente y su cuerpo están en plena forma, y solo están engañados por un mundo echo a la imagen del poder y los intereses más egoístas, por no tolerar aquel que creen inferior, y no hay nadie inferior, sino seres diferentes, con un gran potencial para hacer de este mundo el verdadero paraíso que merece esta tierra donde viven y pueden vivir todos los hombres, no hay mejores ni peores, sino gente con más y menos oportunidades.
Las oportunidades han de estar al alcance de todas las personas, ese es el trabajo verdadero que les toca hacer los poderosos, no ha crear riqueza par satisfacer gustos y deseos superficiales y banales.
Donde todo se relatibiza, pero todo se materializa en poder y dinero, donde los valores que antes se tenían en cuenta murieron. Seguimos aferrados a la historia de nuestros abuelos, no avanzamos, por no comprender que todo en realidad a cambiado, que el mundo no es igual, y que las emociones son tan superficiales que nos hacen vulnerables ante los poderosos,
Un mundo donde la inercia del poder puede con la flor más hermosa, la pisotea sin piedad, pues piensa que estorba para conseguir un mundo mejor, un mundo lleno de ostentación y lujo al que solo tiene acceso aquellos que tiene capitales brillantes llenos de posibilidades y lujos, donde pisar la vida no importa, si se consigue disfrutar como verdaderos dioses, de algo tan superficial como es el lujo y el poder de estar por encima de los demás; el egoísmo a llegado a su culminación, y el peligro que corre este mundo, es no conocer, lo hermoso que es amarse y sacar lo mejor que tiene el ser humano, sencillamente darse al otro en cuerpo y alma, pues ese es el verdadero valor y riqueza que podemos disfrutar en esta vida.
Y es que las personas, han aprendido a odiarse, y no a quererse, sencillamente por ser tan superficiales, tan animales, donde al final solo satisfacen, vista, oído, tacto, pero no mente y cuerpo.
Muchos pensaran que su mente y su cuerpo están en plena forma, y solo están engañados por un mundo echo a la imagen del poder y los intereses más egoístas, por no tolerar aquel que creen inferior, y no hay nadie inferior, sino seres diferentes, con un gran potencial para hacer de este mundo el verdadero paraíso que merece esta tierra donde viven y pueden vivir todos los hombres, no hay mejores ni peores, sino gente con más y menos oportunidades.
Las oportunidades han de estar al alcance de todas las personas, ese es el trabajo verdadero que les toca hacer los poderosos, no ha crear riqueza par satisfacer gustos y deseos superficiales y banales.
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