Del tarro que no tiene utilidad y de la planta de la que nada se espera, nace un momento infinito que jamás se volverá a dar.
Es porque así yo lo quise, y no volverá a ser, porque está fuera de mí el poder de que siga siendo, sin por ello tener pesar, sin por ello luchar.
El destino de lo que no es siempre escrito está.