La imposición lo más cotidiano que nos sucede todos los días.
Nacemos con una imposición ser útil para el resto del mundo.
Tras este principio aparecen un sin fin de exigencias a una personita que aún no sabe dónde ni como ha llegado a un lugar donde hay tantos estímulos que hacen tanto ruido, y que el momento de paz es difícil de encontrar si no hay cuidado y protección, y donde las muestras de cariño pueden ser escasas si no eres aquello que rompe las espectativas y sueños de otros.
Empieza tu vida entre alegrías, placeres, angustias, desilusiones, aciertos, errores, y metas que tú misma te vas marcando casi sin darte cuenta.
Y llega el día que toca madurar, de ver el mundo en su cruel realidad, ya no hay nadie cuidando de que caigas, ahora te toca cuidar de tí.
Aprendes a cuidar de tí y desaeas cuidar de todo lo que te rodea, y un día te das cuenta lo poco que vale cuidar a los demás sino te cuidas.
Y sigues luchando buscando un lugar, la tormenta es tan intensa, que no puedes concentrarte y te dejas llevar.
Sigues cuidando y cuidándote, no importa nada más, mientras pasa la vida.
Y aparecen las decepciones nada es como planeaste, todo te lleva siempre al mismo punto de partida.
Y después de analizar el mundo una y otra vez, ves que todo el mundo solo quiere sobrevivir y no sufrir, y que nadie quiere saber el porqué está aquí solo quiere disfrutar, e intenta no sufrir, y entre otras cosas quiere dejar su huella, quiere ser recordado, todo son banalidades.
Y como siempre aparece la imposición no has de hacer daño a nadie, y es tan imposible, como posible hacer daño.
Y es mi imposición a mi persona que solo quiero sufrir lo necesario, que sufrir sin necesidad es perder horas de vida, ¿O quizás no?. Tanto el placer como el dolor nos hace estar vivos, luego el único sentido se encuentra en el placer y el dolor, y todo lo demás es vacío.
