Vivimos aferrados a nuestras vidas soñando como si lo que nos rodea no existiera, como si la multitud no fuese parte de aquello que somos.
Y es que cada persona forma parte de esa multitud que ignoramos, y es más importante que cualquier persona individualmente hablando.
Pensemos que si mejoramos esa multitud que para la mayoría no existe, mejoraríamos todos como personas.
Es cambiar el siempre Yo por nosotras y nosotros para ver con claridad cuan perfectos podemos llegar a ser y valoramos como personas dentro de un yo idílico al que siempre hemos aspirado, por lo que hace falta, voluntad, tolerancia, compromiso y ganas de aumentar aquello que individualmente nos hace grandes. Pero solo cuando seamos capaces de ayudar a que todas las personas que nos rodean sean capaces de crecer cada una a su velocidad y capacidad dentro de la diversidad de la que se compone cualquier persona.