Plancha

Plancha, tormento y placer, de aquellos que gusten e odien planchar. La arruga no es bella para la plancha, la arruga es un tormento para el que plancha, y más cuando haces una arruga que no existía, por tu mala praxis con la plancha. Planchada queremos dejar la ropa, sin arrugas  perfecta, impoluta a los ojos de los mortales. Pero hay arrugas que persisten, que la vida moldea a su antojo, que aparecen y se dejan ver con toda cruel realidad, con el disgusto, de haber hecho un buen trabajo que al final ha sido mancillado. Y es que por mucho que intentemos planchar nuestra vida, las arrugas salen, porque la vida arruga todo cuanto existe, pues es ley natural que nos doblemos, marchitemos y estropeemos. Y vuelta de nuevo a alisar, para ver un mundo sin defectos, que preñado de ellos esta.