No es la edad, la que nos corta las alas, es el nuestro espíritu, el que pone las barreras.
Empezamos diciendo que a ciertas edades ya no podemos hacer ciertas cosas, y no es la edad, sino nosotros, los que ponemos limites a todo el poder que llevamos dentro. Hay que luchar, siempre ante síntomas de fatiga, la fatiga es engañosa, cuando crees que si sigues puedes acabar destrozado, el cuerpo y nuestra mente con un leve descanso y ganas, e ilusión son capaces de hacer cosas maravillosas, aunque ya no seamos jóvenes. Imágenes vía web.
1 comentario:
Buen razonamiento, Savia...y es cierto. Yo misma a veces, lo hago y sé que hago mal...pero la pereza invade y malacostubramos al cuerpo a hacer cada vez menos. Un abrazo.
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