Si una persona se encuentra en esta situación razona, cuantifica, valora y actúa.
Si un animal se encuentra en esta situación escala y busca la luz sin pensar, en lo que se puede encontrar, si puede resbalar y caer, y por tanto herirse.
Tendemos actuar por razonamiento o por instinto, teniendo las dos opciones las personas actúan por instinto, ya que razonar no siempre consigue que la persona consiga aquello que quiere.
La realidad es que nuestro instinto es tan fuerte que nos hace creer que lo que queremos es lo que desean nuestras necesidades más inmediatas y primitivas, sin razonar en lo que de verdad deseamos, aparece un ejercicio que puede convertirse en una necesidad donde el individuo encuentra su mayor disfrute, PENSAR.
Y ES PENSANDO DONDE DESCUBRIMOS QUE SE ENCUENTRA LA PERSONA, Y DESAPARECE EL INSTINTO PARA DEJAR PASO AL INTELECTO.
Nuestros deseos y satisfacciones no se encuentran en el instinto, y nos damos cuenta que saber dominarlo nos hace fuertes y más felices. Luego quien quiere manipular tu forma de ver el mundo para su beneficio, solo tiene que arañar en los instintos más básicos para lograr su objetivo, si la persona jamás pensó que en un momento de debilidad puede perder todo un mundo de decisiones que le puede hacer libre, y sucumbiendo al instinto queda atrapado en su mundo animal.
Pensemos pues antes de actuar, y para ello ha falta formación y práctica.
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