El hombre y la mujer que deciden estar juntos toda la vida, suelen ser personas excepcionales, y quienes culminan esta aventura, aprenden mucho más de la vida que aquellos que la dedican a la promiscuidad.
Nacen pues las personas auténticas y las superficiales.
Vivimos en un mundo superficial, pues para ser auténtico, es necesario insistir en ser mejor cada día y solo se puede conseguir entre dos personas que se juran fidelidad.
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