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lunes, 24 de mayo de 2010

Competir, ganar o perder

El hombre nace para competir, la mujer para darle sentido a esa competición. Competimos en todo aquello que pensamos que podemos destacar entre los demás, la meta es ganar, la más dificil de conseguir, nos conformamos con adelantar unos cuantos puestos, superar a un gran puñado. El que consigue ser el ser el primero es el que alcanza la gloria, pero esto no es muchas veces suficiente, primero tiene que asimilar el triunfo, después continuar fijandose metas, y seguir manteniendose en lo posible en el primer puesto. Tarde o temprano vendra otro que nos superara, entonces es cuando hay que estar preparados, para dar el relebo. Solo cuando estamos compitiendo nos sentimos más vivos que nunca, la adrenalina se dispara, y se vive la vida con una intensidad ilimitada. El deporte es una disciplina donde la competición se presenta en su estado puro, sin el deporte como tutor, no podremos comprender como utilizar la competición como un fin en si mismo. El ultimo de la fila siempre tendra el consuelo de que lo importante es participar. Se demoniza la competición por el lado más cruel de la misma, el juego sucio la mancha y hace de la competición un método poco pacificador. Todo tiene su lado malo, pero hay que sopesar siempre todo lo que tiene de positivo.

6 comentarios:

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

Amiga sabia: Aquí tiene una excepción, nunca he competido con nadie, los demás han sido los que han querido competir, pero yo he seguido mi meta con el mismo ritmo e intensidad como si nadie me persiguiera. Poco me han importado que quisieran ganar mi puesto, yo he seguido trabajando por conseguirlo y al final se cansaron de perseguirme. Desdfe mi infancia y tras un accidente en el cual estuve tres mese en coma, cuando desperté no recordaba muchas cosas de mi vida, quedé como uan niña muy inteligente que hacia cosas raras, raras para disimular mi pérdida de memoria.
No comparto que la mujer sea la que le de sentido a la comtetición del hombre. Hemos de aprender de una vez que no somos medias naranjas de ellos ni ellos de nosotras, cada cual es un entero que se da al otro. Pero en definitiva, para mi no ha existido competición en mi vida, si alguna cosa no he podido conseguir,.que son unas cuantas.- admiro a aquellas personas que las poseen y siempre me ha dado mucha felicidad poder agradecer a Dios que repartiera sus dones como él quiere.
Pero, si es cierto que nuestra sociedad se mueve por la competividad, lo inteligente , es no entrar en ella, hacer nuestro camino y vivir con intensidad nuestros planes y metas.¿Para qué competir?por una gloria de cuatro días, les aseguro que no vale la pena. Vivan con intensidad aquello que hacen y amen con intensidad aquello que se proponen hacer .
Con ternura
Sor.Cecilia

Mar dijo...

Habrá que quedarse con lo positivo. Se gane o se pierda, lo importe es competir, participar y seguir para adelante. Hacer siempre lo que se pueda.

Saludos.

Soy YO - MilThon dijo...

con que ternura vas describiendo cada uno de los paisales de la vida del hombre y de la mujer, es preciso que cada uno vayamos descubriendo que en el camino encontraremos el sin sentido de nuestro ser, y el cause nuestro sera despertar y buscar ese sentido en medio de la muchedumbre materializado por los medios de comuncacion
un beso muy buen post.

mat

Montse. dijo...

Competir es bueno, pero siempre hay quien compite y no repara en pisar a los demas, y hacen lo que sea para hundirte, y estar ell@s en la cima, si lo logran te humillan y se creen tus dueñ@s,.

ARIADNA dijo...

lo importante es competir, se dice que no hay mejor competidor qe uno mismo besos

Bouganvilla dijo...

Al igual que Sor Cecilia, nunca he competido con nadie, no es mi condición, si acaso, mi única lucha es superarme a mi misma.

Si es cierto que lo que se estila actualmente es lo contrario, y vamos dejando a nuestro paso cadáveres en la cuneta, y hasta trozos de nosotros mismos, con lo que vamos perdiendo nuestra identidad de ser humano.

En cuanto a lo de hombres y mujeres, creo que es un tópico en el caemos facilmente. Hombres y mujeres somos lo mismo: personas.

Las mujeres no deberíamos caer en la tentación de pensar lo contrario.

Besitos bouganvilleros.