
Lo que se pudre termina siempre siendo otra cosa. Nada es permanente para siempre, todo es un continuo devenir, cuando algo desaparece, aparece otra cosa que no tiene nada que ver con lo que existia, y no nos escandalizamos, y lo vemos natural, y es uno de los cambios de estado más bruscos que existen. Y seguimos adorando lo que fué, sin darnos cuenta que ya es otra cosa, y lo que fué ya no existe. Perdemos gran parte de nuestras vidas adorando cosas que no existen, y a las cuales tenemos un infinito apego. Unos piensan que es una perdida de tiempo, otros que les ayuda a poder seguir viviendo. El anclarse en el pasado puede ser peligroso, hay que tomar la medida necesaria, para poder tomar impulso, y no frenar nuestro destino.