Dicen que la avaricia rompe el saco. Todo el mundo lo sabe, es curioso como lo ignoramos. Una vez que empezamos a poseer siempre queremos más, como no nos damos cuenta que hemos caído en la tentación de perdernos, entre la miseria de nuestra poca dignidad que nos queda al caer rendidos al poder del dinero. Y cuanto más necesidades se pasan más fácil se cae en la tentación, es como un hambriento, que tiene la posibilidad de pegarse un festín. Somos débiles, el problema esta en que solo se vive una vez, y si la ocasión se presenta, enloquecemos. Lo más importante no es la pasta, sino la paz con nosotros mismos, pienso muchas veces que quizás a mi y a mucha gente también le produciría estres, Santa Rita, Santa Rita que me quede como estoy.
1 comentario:
Muy buena reflexión Savia, conozco a alguna persona totalmente estropeada por una llegada de dinero rápida. Para mí la felicidad es mi paz interior y si la avaricia se la ha de llevar prefiero quedarme con mi paz. un abrazo
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